Pura y Limpia del Postigo | EL DÍA EN EL QUE EL CRISTO DE LA CONVERSIÓN LE REGALÓ FLORES A LA PURA Y LIMPIA
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EL DÍA EN EL QUE EL CRISTO DE LA CONVERSIÓN LE REGALÓ FLORES A LA PURA Y LIMPIA

Foto. Francisco Bel.

12 Mar EL DÍA EN EL QUE EL CRISTO DE LA CONVERSIÓN LE REGALÓ FLORES A LA PURA Y LIMPIA

Foto. Francisco Bel.

Foto. Francisco Bel.

Ayer fue un día de los que a Sevilla le gusta vivir, de los que la ciudad se revuelve de su letargo para paladear con tranquilidad. Ayer la ciudad se echó a la calle aprovechando una medida temperatura, con las ganas de vivir una cuaresma y el deseo de lo que está por llegar, a sabiendas, que esto solo es el caramelo que se le enseña al niño para ni siquiera desliar el papel. Sevilla entró de lleno en su particular cuaresma y buscó ese caramelo con el que saciar sus ganas de fiesta grande.

Con retraso, la portentosa obra de Juan de Mesa se acercaba al antiguo almirantazgo de la ciudad con un Postigo del Aceite repleto de fieles y devotos esperando sentados en los bordillos, como si la primera cofradía de la Semana Santa ya hubiera cruzado el verde parque y estuviera adentrándose en la ciudad antigua. No había capas al viento, ni capirotes espigados y ni falta que hacía para que el Arco estuviera «repletito» de almas que ansían ver el histórico momento.

La Pura y Limpia, en su cándida humildad, esperaba pacientemente para ver a su Hijo, para elevados entre cientos de almas cruzar una mirada con él, esa mirada de dulzura que solo sabe tener una madre.

Foto. Javier Comas.

Foto. Javier Comas.

Y así pasó. El Stmo. Cristo de la Conversión de la Hermandad de Montserrat cumplía IV centenario de su hechura por Juan de Mesa y lo celebraba visitando a su madre, Pura y Limpia, en un paso histórico por el Postigo del Aceite.

El Hijo miró a su Madre y su Madre miró a su Hijo. Esta vez, el Cristo de la Conversión dejó a un lado su eterna conversación con Dimas, para tenerla con la Pura y Limpia del Postigo. La Virgen, temerosa, sufría con cada estación del Vía-Crucis. Jesús le dijo a su Madre que no se preocupara, que pronto se volverían a reunir en el Reino de los Cielos y le dió un regalo para sacarle una sonrisa.

Un gesto, un detalle, un mimo, un cariño, ofrecido a sus pies en forma de un pequeño ramillete, que es como los hijos saben hacer sonreir a sus madres.

Acabó el Vía-Crucis de las Hermandades,  bellas estampas quedarán en los archivos, 400 años de rotundidad, belleza y evangelio atravesaron la ciudad, Sevilla se echó a la calle buscando lo que aún está por llegar, pero sobretodo, por encima de todo, este día lo recordaremos como el EL DÍA EN QUE EL CRISTO DE LA CONVERSIÓN LE REGALÓ FLORES A LA PURA Y LIMPIA.

 

Foto. M. Cano-Romero

Foto. M. Cano-Romero

Foto. Francisco Bel.

Foto. Francisco Bel.

Foto. Francisco Bel.

Foto. Francisco Bel.

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