Pura y Limpia del Postigo | LA SEMANA SANTA QUE SE FUE…(II): LA SEGUNDA MITAD DE LA SEMANA EN EL POSTIGO
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LA SEMANA SANTA QUE SE FUE…(II): LA SEGUNDA MITAD DE LA SEMANA EN EL POSTIGO

23 May LA SEMANA SANTA QUE SE FUE…(II): LA SEGUNDA MITAD DE LA SEMANA EN EL POSTIGO

Hace ya cuarenta días de aquella estampa de María Santísima de la Caridad, de la querida Hermandad del Baratillo frente a la Pura y Limpia del Postigo, como cuarenta fueron los días que Jesús estuvo en el desierto, y aún perdura en nuestras retinas.

Hasta el momento, la Semana Santa había lucido radiante, en todo su esplendor y como la misma seda, hasta que la sempiterna meteorología quiso ser protagonista del cuento más bello que estaba escribiendo Sevilla. Pero el miércoles, se quebró por mitad del tallo para repartir suerte de forma dispar entre las Hermandades de Sevilla.

Nuestra tan querida Hermandad del Baratillo, única que visitaba a la Pura y Limpia en la tarde del Miércoles Santo, se armó de valor torero para enfrentarse a las dificultades de este día, poniendo sus dos pasos en la calle y, tras una pequeña espera en la Santa Iglesia catedral, poder visitar a su vecina, Pura y Limpia, con los deberes de una estación de penitencia cumplida.

Ya en la mañana, la Hermandad de la Pura y Limpia pudo ofrecer su regalo a la Santísima Virgen, en su Capilla de la calle Adriano, como preludio de lo que estaba por llegar. En efecto, la demora mereció la pena y, un año más, la Piedad del Baratillo nos mostraba su Cristo muerto, para que su madre, Pura y Limpia, llorase su muerte.

El Jueves Santo, muy pasado en agua, permitió en sus postrimerías que la elegancia del misterio de la Quinta Angustia pudiera discurrir por el postigo del Aceite en una de las estampas más hermosas de cada Semana Santa en nuestro privilegiado rincón de la ciudad. Un broche final a una jornada o el brillante inicio de otra, con un Jueves Santo que se funde con la siempre esperada Madrugá en los momentos más esperados de la Semana Santa.

Todo se paró en el Postigo para recibir al Señor de Sevilla. El aire, el tiempo, las nubes, la luna, todo queda siempre pausado al paso del Señor del Gran Poder, que un año más, volvió a recordarnos a los hermanos de la Pura y Limpia, aquella hermosa peregrinación que realizamos ante sus plantas por su Año Jubillar.

De la sobriedad del Calvario a la algarabía de la Esparanza de Triana, en esa dualidad en a que siempre vive Sevilla y que pondría un inesperado punto y final a la Semana Santa del Postigo con una «levantá» a pulso a sones de la comocida marcha «A tí Manué» que la llevó hasta Triana por el la Puerta del Postigo, que hace de antesala de su barrio.

Inesperado final, decimos, antes que el tiempo devorara la última jornada que aún restaba para el barrio del Arenal. Un año de intesas emociones, de muchas luces y algunas inevitables sombras, de una fiesta que aún queda en el corazón a los pies de la Inmaculada, Pura y Limpia del Postigo.

 

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